lunes, 1 de abril de 2024

Manolo Turrero y los "abuelos" del Rastro

Han pasado ya 16 años desde que Manolo Turrero nos dejase, y es de justicia que tenga su sitio en este trabajo que sin duda ayudó a gestar aún sin saberlo.

Para ello he recopilado algunos de los textos que en su día escribimos un grupo de Investigadores y Coleccionistas en el antiguo foro de la AEEA (Asociación Española de Esgrima Antigua) bajo el título "Epitafio a Manolo Turrero".

Leyéndolos hoy día que han desaparecido muchos de los "abuelos" mentados, me doy cuenta de cuanta razón tenía al escribir lo que escribí, y la suerte que tuvimos algunos de nosotros, de vivir y conocer una época que jamás se repetirá.


Facultad de Espadología "Manuel Turrero Lucía"
Quien no ha pasado por aquí, No es nadie en este mundo.




Por José Rubio: (Coleccionista) Noviembre de 2008

"Hola a todos, en este día previo a difuntos nos ha dejado Manolo Turrero. La mayoría de vosotros no lo conoció, y apuesto a que jamás oyó su nombre. Sin embargo es justo que tenga un espacio en este foro entre otros. O a mí al menos me lo parece.
Manolo era para mí una institución, y seguro que alguno de vosotros si en algún día entre semana pasasteis por el madrileño Rastro lo visteis al frente de su tienda en la Ribera de Curtidores. Si os hablo de Manolo es porque el fue uno de mis mentores en el mundo del coleccionismo de espadas, y a él entre otros debo el que en las paredes de casa me acompañen piezas con las que ni me había atrevido a soñar antes de conocerle: roperas en todas sus formas, tazas, lazos, espadas de puentes, militares, reglamentarias, sables...
Manolo pasó su vida dedicada a acumular lo que el progreso iba dejando en desuso. De esta manera desde los duros años de nuestra posguerra fue comprando todo aquello que parecía sobrar en el día a día de la gente. Planchas, herrajes, herraduras, pomos de puertas, rejas de ventanas, aperos de labranza, y otros hierros y latones que habían perdido su funcionalidad en los tiempos que corrían. Como podréis imaginar entre todos estos "otros Hierros" había espadas.

No podéis imaginar el enorme privilegio que suponía literalmente desempolvar una taza del XVII en la tienda de Manolo. Piezas totalmente originales que en parte gracias a este hombre llegaron a nuestros días. Piezas que fueron usadas por nuestros antepasados en sus duelos y pendencias. Espadas con las que se escribió la esgrima. Con sus particularidades de peso, equilibrio, forma, etc, perfectamente adaptadas a la función de la defensa y ofensa. Poder aprender no de libros, sino de las piezas directamente ha sido un privilegio impagable. Y eso se lo debo a Manolo Turrero.

Por todo ello considero apropiado compartir con todos vosotros este epitafio. Y literalmente con lágrimas en los ojos os ruego que dediquéis un momento, una oración, un brindis o lo que mas os plazca a la memoria de este hombre que fue uno de mis maestros.

Por Manolo Turrero R.I.P.

Gracias."

 Por Oscar Torres: (Maestro de Esgrima) Noviembre 2008

"Yo tuve el privilegio de conocerle, aunque sólo de las veces que entre en su tienda a comprarme algún "hierro". Ojalá hubiera podido aprender más con él".


Por  Adolfo Bernalte: (Investigador  Coleccionista) Noviembre 2008

"Como ha dicho José, hoy nos hemos levantado con la triste realidad de que nuestro amigo Manolo nos dejaba para siempre, y se ha ido como vivió, sin hacer ruido, con la prudencia que durante todos estos años que hace que le conozco le ha caracterizado.

Manolo ha sido una institución en el Rastro Madrileño. Es uno de los pocos abuelos que quedan en tan castizo mercado. Montando día a día su tenderete, he aprendido junto a él, desde que siendo yo apenas un chaval tuve el honor y privilegio de conocerle. Fue la primera persona que me enseño a distinguir las piezas buenas de las malas, y muchas otras cosas que merecerían un capítulo entero. No sólo nos ha enseñado a nosotros, hubo otra generación anterior que también tuvo el privilegio de aprender con él, como así lo atestiguan algunas de las dedicatorias que en algunos libros del oficio he podido leer.

Como coleccionista le debemos algunas "joyas" que hoy engrandecen nuestras colecciones, pero la mayor de todas ellas, ha sido tratarle durante todos estos años, vanagloriarme de su amistad...

En fín, es difícil intentar resumir en unas pocas palabras tantas cosas vividas.

Desde aquí y como hemos hecho en otras ocasiones con los "Grandes Maestros" que nos han dejado, dedico esta pequeña reflexión a mi amigo Manolo, que desde donde esté nos siga enseñando.

Descansa Amigo..."


Manuel Turrero con el Autor. 2008


 

Por Marc Gener: (Investigador Csic) Noviembre 2008

"Yo lo pillé tarde. La vida es lo que tiene, no respeta nada. Sin embargo, al amparo de Manolo Turrero y su tienda se criaron las últimas generaciones de coleccionistas de arma blanca, entre otras cosas. No se podría concebir el mundillo tal y como es ahora sin él. Yo que me introduje levemente en los círculos madrileños, me daba de bruces con él o con su sombra a cada paso. "¿ Y esta maravillas? ¿De donde la has sacado?" "Manolo" "Ah Claro". Así de engranado estaba el tejido de la afición 

Con Manolo, con el maestro Turrero, se va no sólo una institución en el mundo del coleccionismo, sino también parte del viejo espíritu del Rastro, que, para lo bueno y para lo malo, personifica de una manera muy especial como son las cosas en Madrid. 

Con su partida, las cosas ya no serán nunca iguales, a muchos, muchos niveles.

Un brindis y un saludo, Maestro. Se le echará de menos."

 

Por Juanjo Pérez: (Investigador Coleccionista) Noviembre 2008

"A mí me sucedió algo similar a lo de Marc. Llegué algo tarde, pero no se ha ido sin que visitase en bastantes ocasiones su tienda, alguna muy reciente. Tenía algo mágico, dentro del ritual que para mi suponía recorrer la Ribera de Curtidores -con paradas casi fijas en las diferentes tiendas que algo tenían o podían tener que ver con el mundo de las espada- entrar en su pequeño rastro dentro del Rastro. Revolver por los hierros, ojo avizor por si algo asomaba. En los últimos tiempos, las posibilidades de desempolvar roperas eran remotas pero algo siempre podía salir. La promesa siempre estaba ahí.

¿Puedo pasar a echar un vistazo? - Adelante, joven, mire usted lo que quiera- fórmula que era parte indispensable de este ritual. Si no fuese por Ella, la inevitable, Manolo seguiría en su puerta siempre.

Turrero ha muerto. El Rastro se muere."


Por Adolfo Bernalte: Noviembre 2008

En la Crónica "El Rastro y los Coleccionistas" de d. Ricardo Donoso Cortés y Mesonero Romanos podemos leer:

"Manolo Turrero nace y vive en el Rastro. Ayuda a su padre en la venta de telas y desde hace veinte años se dedica a la armas antiguas y reproducidas, hierro, mucho hierro, principalmente planchas que tiene por millares, cerraduras, cadenas, cuchillos, cerrojos, rejas y también piezas de bronce como campanas y morteros.

Manolo y Miguel su cuñado, son buenos amigos, muy conocidos en el Rastro. Es curioso ver como al final de la mañana entran los que han tenido puesto y tienen que marchar, para que les compre lo que no han conseguido ellos vender. Un movimiento continuo de entradas y salidas dificulta la conversación, por lo que hay que optar por dejarles que hagan tranquilos sus operaciones mercantiles. Mañana veremos con mejores ojos, lo que no supimos ver en los puestos..."

 

En la Obra "El Rastro" de d. Ramón Gómez de la Serna, que aunque publicada casi una década antes de que naciera nuestro querido Manolo, resume perfectamente, lo que de de alguna manera tanto José, como Juanjo, Marc y Yo mismo os hemos querido transmitir:

"...Hay Espadas de todas clases con inscripciones en la hoja, alguna en latín, alguna de una fanfarronería caballeresca indigna de recordarse...Hay feas espadas de guarnición, de antigua y amanerada forma, que no se sabe quien se llevará, porque son feas para matar dada su forma reglamentaria. su aspecto militar y disciplinado... ¿esperarán quizá una guerra civil, quedas, envainadas afiladas siempre?. Hubo entre todas unas altas y formidables espadas que vivieron mucho tiempo en un rincón obscuro y disimulado, unos grandes espadones llenos de prestigio y alcurnia como los que en vitrinas de museo lucen su ejemplaridad. Siempre entraba hasta el fondo de aquel chamizo para verlas, para comprobar su constancia y entereza, su excepción y cogerlas en vilo un momento y sentir la tentación de comprarlas, cuando un día desaparecieron al fin. Entonces sentí todo lo irreparable del caso y como debí quedarme con aquellos espadones de museo, heroicos, recios, verdaderos, las armas más señoriales y enterizas del Rastro..."

"Esta Reflexión que hace Gómez de la Serna, y aprovechando la cita de Juanjo "El Rastro se Muere" debería hacernos pensar, pues al igual que los espadones se perdieron, nosotros estamos a punto de perder una institución única en el mundo, y no me refiero a un simple mercadillo que los hay en cualquier punto del orbe, sino de una institución, un fenómeno social el cual está francamente en peligro de extinción. Por eso desde aquí os invito a que cuando paseéis por las calles del Rastro os detengáis a mirar, os detengáis a aprender, hablad con los pocos "abuelos" que aún habitan tan extraordinario ecosistema. Personas como Telesforo que con casi un siglo de vida le veréis día a día con un cristal en la mano quitando el barniz a los muebles mientras os cuenta como hizo el servicio militar en el recién creado Arma de Aviación. Como Isidoro que con casi ochenta años sigue trapicheando con sus hierros, deseando contaros alguna historia interesante como que las gallinas y otros animales de granja corrían por la Ribera de Curtidores hace 60 años, o como Manolo que recientemente en nuestras charlas matutinas me contaba como en uno de los bombardeos durante la Guerra Civil, cayó un bomba enfrente e su tienda y no explotó, y allí pasó varios días hasta que la retiraron...

Disfrutad de ese Rastro o lamentaréis su pérdida mucho antes de lo que creemos, como le pasó a Gómez de la Serna con sus espadones..."


Abril 2024

Hoy he vuelto a ver a mi gran amigo Miguel (cuñado de Turrero), y último de esa antigua dinastía de "abuelos" a la que hacía mención líneas atrás.

Con sus 89 años, recorre con ojos de experto cada domingo los puestos del rastro, en busca del pequeño tesoro al que más tarde dará forma en su tallercito por el simple placer de hacerlo, de seguir haciéndolo...

Miguel Sánchez con el autor, Abril de 2024


Sin duda todos estos "maestros" merecerían un artículo mucho más extenso y dedicado, pero hoy tan sólo quiero traerlos un poco a la memoria...

Dedicado a Manolo, Lucio, Isidoro, Telesforo, Paquita, Ginés y tantos otros que ya no están, y por supuesto a Miguel y Pedro que nos duren muchos años más...